NUESTROS CAMINOS COMO FAMILIA TERESIANA AL 2020
Los Teresianos hemos heredado los sueños, el fuego y la pasión de Teresa de Jesús y de Enrique de Ossó, su audacia realismo y humildad, que les hizo fuertes y osados en sus respuestas. Ellos nos han contagiado que “el amor siempre está bullendo y pensando qué hará…YA ES TIEMPO DE CAMINAR, EN MESA COMPARTIDA, por esas sendas y caminos que el Espíritu nos ha ido mostrando.
I. En comunidad de discípulos, nos sentimos urgidos a poner “los ojos fijos en Jesús…” para participar con Él y como Él en el banquete del Reino, implicándonos compasivamente en la realidad.
Para recorrer este camino necesitamos:
1. Centrar nuestra vida en Jesús y situarnos en la realidad como ÉL:
Con una mirada contemplativa y creyente
Dejándonos conmover por los dolores y esperanzas de la humanidad
Desde la compasión, la gratuidad y la libertad para el servicio
Asumiendo la dimensión pascual de la vida
Viviendo la verdadera alegría teresiana de seguirle con otras y otros
2. Aprender de Jesús la manera de vivir el Reino en mesa compartida:
Situándonos con los empobrecidos y excluidos y dejándonos transformar por ellos
Viviendo relaciones de reciprocidad, confianza mutua, actitudes de escucha, diálogo, acogida y generando espacios de reconciliación
Insertándonos en los lugares y culturas que vivimos y acogiendo la diversidad
Creyendo en el valor profético de nuestro vivir en comunidad
Con un estilo de obediencia-autoridad participativo y corresponsable
Comprometiéndonos en la defensa de la dignidad de las personas, el cuidado de la tierra, la promoción de la justicia y la paz.
II. Nos sentimos llamados a cuidar la Compañía de Santa Teresa de Jesús, impulsando una REORGANIZACIÓN generadora de vida que nos comprometa a compartir nuestro caudal entero, donde más peligren los intereses de Jesús.
Para recorrer este camino necesitamos:
Vivir el proceso desde esta mística:
Abiertos a la realidad sufriente de nuestro mundo y situándonos en la misión desde los excluidos y empobrecidos
Favoreciendo la calidad de vida evangélica en los proyectos y acciones
Fortaleciendo el sentido de universalidad e interculturalidad
En actitud de discernimiento y sentido de corresponsabilidad con el cuerpo congregacional
Con mirada confiada, incluyente y esperanzadora, que potencie la riqueza y la diversidad de la familia Teresiana en las diferentes etapas de la vida
Buscando respuestas nuevas para nuevas situaciones
Aprendiendo a convivir con la tensión entre la expansión y el cuidado de lo que tenemos; la apertura a la diversidad y el fortalecimiento de la identidad
III. En Familia Teresiana, queremos seguir compartiendo y desentrañando juntas/os nuestro carisma, para responder con creatividad y audacia a las nuevas situaciones y desafíos de la humanidad.
Para recorrer este camino necesitamos:
Dinamizar la fuerza de nuestro carisma educativo para la Iglesia y el mundo, y compartirlo con otros y otras como lo soñó Enrique de Ossó
Profundizar en el sentido de ser Familia Teresiana en torno a un carisma común:
Ahondando en la espiritualidad que henos recibido y en la misión que compartimos
Generando relaciones inclusivas, de aprecio y confianza en todos los ámbitos y contextos
Fortaleciendo nuestras identidades de hermanas y laicos en relación
Contribuyendo a reconocer y vincular los grupos que ya existen y los que puedan ir surgiendo
IV. Queremos hacer explícita la llamada carismática a caminar con los/as jóvenes y acompañar sus procesos personales y comunitarios de acuerdo al itinerario teresiano, para que descubran el proyecto de Dios en sus vidas, desarrollen sus capacidades y sean agentes de transformación social.
Para recorrer este camino necesitamos:
Acoger y acompañar a los jóvenes desde la mística de la educación teresiana y la pedagogía del encuentro:
Acercándonos a las culturas juveniles y acogiendo sus valores
En familia teresiana y con otras instituciones eclesiales y civiles
Reconocer y valorar la novedad que los jóvenes aportan al carisma
Abrir nuestras comunidades a los jóvenes